22 dic 2011

Provocativos

O kilomberos. Somos de una raza ¿qué raza? tana, siciliana. No de ir a las piñas (al menos no muy seguido) pero sí de reclamar, pedir justicia, impedir que se nos cuelen en la fila, cambiar los arrepentimientos en los negocios, exigir la garantías. 
Somos jodidos, los Vanadía. De eso charlábamos en una tertulia vegetariana con hija y sobrinas como previa de fin de año. Antes  intercambiamos regalos: si querés lo podés cambiar, nos dijimos. Capaz que de jodidas nomás vamos a ver que hay y no cambiamos, pero vemos.
Hija pre adolescente dice: ni loca. Nosotras saltamos: si no te gusta, lo cambiás. Casi que la obligábamos a cambiar su regalo. 
Digo: yo soy cambiadora, no me importa, veo y observo, pregunto, he llegado a caminar unas cuadras con una remera y volverme a cambiarla por otro color. Marido ya no sale a comprar ni lechuga para la tortuga conmigo. Tiene miedo que también lo devuelva y lo amorticen por el gasto. Siempre cuenta que odiaba que su mamá lo mandara a cambiar la lata de puré de tomates por el de tomates peritas en conserva. 
Mientras engullíamos el menú de pizza integral con salsa de calabaza, aprovechábamos también que el restaurante tiene agua free y el hielo ¿será free? Sacalo, no pueden negarte hielo, al final es solamente agua congelada. 
Cuando partíamos luego de departir sobre el ser del "ser jodida" una de mis sobrinas declara: yo llegué a cambiar ropa que ya había usado.
Me encantó. Las veces que he sospechado que con esas sandalias, otros pies habían andado.