28 ago 2011

Comer con y sin Tacc

¿A quién no le gusta comer "afuera"? ¿Alguien está libre de haber probado la comida mexicana? Bueno, les quiero avisar que, aunque acá comamos los tacos hechos con harina de trigo, el original es de harina de maíz. El auténtico. Como ya conté acá en la familia hay un celíaco y muchas veces las salidas a comer se dificultan...
Pero... la que suscribe, agarró el "burrito" por las orejas, luego el teléfono, y comenzó a preguntar ¿hacen tacos con harina de maíz? hasta que conseguí la respuesta deseada: sí, solo tienen que avisarme.
Allá fuimos, a comer tacos de verdad, nachos y obvio, a privarme de la cervecita (no me banco más de 350 cc. solita y tiene cebada otro de los componentes del TACC=trigo, avena, cebada, centeno)
La decoración es tan rústica como acogedora. Su dueño, mexicano, es solícito y atento.
Nosotros, hambrientos, nos chupamos los dedos y dejamos la salsa picante intacta. No me le animo, che.
El celíaco, feliz, casi se saca una foto con un sombrero de mariachi (mentira, no hay nada de mariachis allí)
Pueden ver más fotos, clickeando por este link. La dirección está allí también.

25 ago 2011

Yo quiero un Totoro

Apenas empezás a ver la película Mi vecino Totoro (de Hayao Miyazaki, ell mismo director de El viaje de Chihiro), ya te querés llamar Satsuki como la nena más grande, andar descalza por el bosque y encontrar un Totoro que te proteja. ¿Seguimos con la onda oriental? Sigamos.
Mi hija trae la novedad recomendada por su profe de Teatro. Buscamos la peli en la red, acomodamos el sillón, para que no haya peleas de quien se recuesta a mi lado me coloco al medio pero, oh oh, falta un lado y no soy cúbica: la pequeña Blackie quiere su espacio aunque el cine japonés le interesa un bledo. Se acomoda sobre mis piernas y empezamos a ver Totoro. A compartir una película en la que prevalece la sensibilidad sobre la tecnología, en la que los personajes enferman, trabajan, envejecen, ríen y lloran.
Una joyita de poco más de una hora. Totoro se apodera de nuestros deseos también y todos queremos ir al bosque apenas amanezca para encontrar uno. Pero... lo más próximo es un tutorial para tejerlo -como corresponde- onda amigurumi. Hacemos cola por nuestro muñeco que, por suerte, aún nos gustaría abrazar por las noches.

24 ago 2011

La sordera y lo zen (no se llevan bien)

El Sensei tiene un cinturón que parece de Instituto pero no es de Instituto. Revela años de artes marciales, paciencia y sabiduría. "El karate es una disciplina que recién empieza una vez alcanzado el cinturón negro", dice. Sus alumnos asienten. Los cinturones pueden formar un arco iris pero hay unos más ansiosos: los blancos. La clase del Maestro nos transporta (a los teleadictos que tenemos la cabeza reventada de series yanquis) al querido Kung Fu, ese que andaba solo y cuando agarraba los guijarros en un abrir y cerrar de ojos, se largaba a caminar por el mundo... En eso estamos, mientras la voz imperceptible del más experimentado da sus lecciones de karate y de vida, los alumnos oyen y practican, el resto vuela y mi suegro no oye. Pero lo dice y ya se sabe, no hay peor sordo que el que haba en voz alta porque ni siquiera él se escucha. "¿Qué dice?", resalta sobre el silencio. Mi hija se inclina con una mezcla de asombro y vergüenza en la mirada y le traduce en esa especie de grito silenciado que solemos expresar cuando simulamos que gritamos bajito: dice que el esfuerzo se logra con la disciplina... "No te entiendo", le contesta el abuelo. Nos miramos y nos reímos a carcajadas pero en silencio. Ya cuando la panza nos duele mucho y vemos que el espejo enorme nos delata, salimos a comprar facturas. 
Ya sé que voy a llegar a vieja (más vieja) y los oídos y los ojos no van a funcionar como en otros tiempos, pero estas cosas, me provocan infinita ternura. Porque el abuelo también se ríe y, si se lo contáramos al Sensei, seguro que elevaría el tono en una risotada.De una.
Update: más fotos acá

22 ago 2011

¿Otra vez sopa?

Cuando cerré Ya pasará... me di cuenta que, aunque había dado vuelta una página (la última de ese blog), no puse punto final a mis incursiones tecnológicas para postear algo. Siempre queda algo en la memoria.
Mientras calculaba otra alternativa, me perseguía la frase de mi niño, aprendida desde chiquito en el pre pre jardín: "hay que compartir" y te mandaba una miguita de alfajor, eso significa no ser egoísta. Así fuese una miga, compartía. Pensé que, en realidad, eso quería hacer ahora, compartir. 
Y ya que somos un rompecabezas tecnológico que acarrea dispositivos que graban o sacan fotos, unos ojos más el espíritu inquieto (a los que la tecnología no puede igualar) parí otra vez un blog que, según prometo, será un popurrí de historias reales o ficticias.
Los disparadores asechan en cada esquina del mundo real o no. Vamos por ellos.
Bienvenidos otra vez.